Y Sebastián encendió el mechero en el laboratorio, empezó a quemar el magnesio, este se torno morado y con un olor extraño, de pronto no me encontraba en mi sala, me encontraba en la nada, estaba desaparecida, sin sonrisa ni chasquilla, me había transportado a mis pesadillas, en donde me voy a una casa morada, corría, corría y corría, pero aun no logro escapar de ahí, por más que busco la salida no la logro encontrar, me concentro por donde escapar, unas arañas radioativas me miraron al pasar, las salude como si nada y me puse a cantar, me dio lo mismo estar encerrada en ese lugar, por fin me pondría a alucinar, aun que me dio pena dejar el mundo original, el mundo real, de donde eres tu, mientras pasaba me encontré dos lagartos, que me saludaron con la mano, los mire con asombro, no sabia que aquí se vivía tan bien, me surgió la envidia, que ellos sean de aquí y yo sea una turista...Tome el ascensor al piso 189 en dirección al parque morado, donde nunca había entrado, sentí el sonido de el ascensor llegar al piso, se abrieron las puertas lentamente, y ante mi una luz cegadora y un paraíso de ensueños, mis pesadillas habían sueños bonitos, eso era extrañisimo,
comencé a saltar como peter pan, por todo el lugar, estaba feliz, pero vi a un lombriz y me recordo a tu nariz, vi a unas mariposas besandose y me dio asco, mentira, envidia de recordar el sabor a miel de un dulce beso, de un tierno beso.
De pronto sentí a Sebastián gritando mi nombre, había vuelto, menos mal, a pesar de todo prefiero el mundo real, porque por lo menos estas tu, mi chico ideal...
Pero si te vas, no dudes en que ire a ese piso 189, y vere como es mi mundo ideal...
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